COVID-19 ha causado diversos cambios en el comportamiento de diferentes factores como: la cadena de valor alimentaria, dónde y qué se come, cómo se pueden producir alimentos y el costo del financiamiento agrícola. Gracias a COVID-19, se ha destacado la naturaleza “esencial” de la cadena de valor alimentaria del proveedor de insumos agrícolas al trabajador minorista de comestibles. Por lo que es posible que los consumidores exijan una cadena de valor corta y una relación más estrecha con los agricultores. Es decir, que haya un trato más directo entre consumidor y agricultor.
Para la cadena de suministro, las compras de alimentos han ido cambiando de compras presenciales a compras en línea. Causando modificaciones en cómo funciona la cadena de suministro actualmente. Se espera que con estas nuevas medidas y tendencias de consumo se reduzcan pasos e intermediarios en la cadena de suministro. Por lo que el consumidor estará relacionado más estrechamente con el agricultor.
En cuanto a los hábitos de consumo de las personas, se preveé que tengan mejores hábitos de consumo y una dieta más saludable. Ya que se ha reportado que las personas que consumen sus alimentos en casa y evitan salir, tienden a cocinar platillos más sanos. Aumentando la demanda de productos saludables. Además, ha habido una tendencia creciente en la adquisición de alimentos previamente empacados o pre-elaborados. Ya que son una opción fácil y rápida para consumir alimentos.
Finalmente, se espera que haya una reducción en las tasas de interés de los productos de créditos agrícolas, con el fin de apoyar a todos los productores y que tengan un mejor sustento económico.
La pandemia ha causado cambios en comportamientos del consumidor y cómo se maneja la cadena de valor alimentaria. Por lo que es muy importante ajustarse a esos cambios desarrollando nuevas metodologías o innovaciones alimentarias.